miércoles, 30 de julio de 2008

Martes, 29 de julio de 2008

Hola un día más!

El campamento ha despertado con música egipcia. Frente a las tiendas de los acampados, el templo del Fararón, Ramsés II y su esposa Nefertiti. Y es que hoy, nos vamos a trasladar, como por arte de magia, al país de las pirámides y los jeroglíficos.

Lo primero coger fuerzas con un desayuno potente para poder realizar todos aquellos trabajos que el faraón solicite de su pueblo.

Una vez vestidos y transformados, todos, como clase obrera, hemos acudido al templo para ver cuáles eran los deseos de nuestro faraón para el día de hoy. Nos ha encomendado construir y adornar pirámides, fabricar diademas, cinturones, y todo tipo de adornos asiduos en la vestimenta de los egipcios. Divididos en 10 grupos, y con componentes de mayores, medianos y pequeños, nos hemos puesto manos a la obra.




Al terminar, todos hemos vuelto al templo. Parece que el trabajo a satisfecho al faraón y a la princesa. Nos preguntan que si a alguno de nosotros nos gustaría pasar de ser esclavos a nobles o incluso príncipes de la sociedad egipcia. Contestamos que sí. Formamos una comitiva, encabezada por los faraones, Ramsés y Nefertiti, y nos dirigimos a los campos de trabajo.



Tendremos que superar unas cuantas pruebas para conseguirlo: transporte de “piedras”, “troncos”, construcción de pequeñas pirámides en honor de los dioses, momificar a nuestros muertos, transportar agua potable “a pueblos fronterizos”…



El sol aprieta y el rey se muestra benevolente; nos permite parar para comer.
Después, contento con el trabajo de la mañana, accede a que demos un descansito bajo la sombra de “las palmeras”.
Enseguida vuelve a requerir de nuestros servicios. Esta vez nos tocará trabajar cerca del río Nilo: buscar piedras preciosas, transportar mercancías de una orilla a otra, conseguir comida,…

Tras otro breve receso para tomar algo de alimento, nos someten a la prueba final: debemos encontrar las piezas del tesoro con el que fue enterrado el padre del faraón, cuya tumba ha sido recientemente saqueada. Por grupos, unidos, para no perdernos en las arenas del desierto, buscaremos las pistas que nos lleven hasta los puntos en que han sido escondidas esas piezas.
Recopiladas todas las piezas, el faraón se muestra satisfecho y accede a que vayamos a engalanarnos para una gran fiesta.


Después de este día tan intenso, hemos cenado. Los estómagos empiezan a estar un poco encogidos. Empezamos a sentir esa pena que da que todo esto se acabe. Todos se han puesto muy guapos y guapas. Hay fiesta tras la cena.


Después de leer la correspondencia de sus respectivos buzones, con cartas que hoy han sido más emocionantes que nunca, empezaba a sonar la música. Quién diría que llevamos 13 días de campamento. Durante un casi dos horas hemos bailado sin descanso, pequeños, medianos y mayores. Pensé que nos se les agotarían nunca las pilas. Pero el cansancio fue haciendo acto de presencia, y tras unas cuantas canciones de grupo y besos de buenas noches, todos a los sacos. Eran casi las 02:00 cuando se hizo el silencio.

¿Quién quiere que llegue mañana? ¡Podría ser esta la primera noche de campamento!

(¡Piedad, que necesitamos vacaciones!)

Mañana estamos con vosotros. Llegaremos ente las 20:00 y las 20:30 de la tarde ¿nos estaréis esperando?

Muchos besos a todos.

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